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  Exposición al metanol
 

Fuentes comunes de exposición

 

 

Los seres humanos están expuestos al metanol procedente de muchas fuentes. El metanol no sólo existe naturalmente en el cuerpo humano, sino que los seres humanos están expuestos habitualmente al metanol en el aire, el agua y los alimentos. Los alimentos son la fuente principal de exposición para la población en general. Por lo general se considera que las fuentes alimenticias contribuyen a las concentraciones sanguíneas basales de metanol observadas. El metanol es común en pequeñas concentraciones en la dieta de los seres humanos de frutas frescas, verduras, bebidas comerciales como zumos de fruta, cervezas, vinos y bebidas alcohólicas destiladas. Los aditivos de alimentos de aspartamo (un edulcorante artificial) y dicarbonato de dimetilo (DMDC) (un inhibidor de levadura usado en tés, bebidas deportivas, bebidas efervescentes de fruta o zumo), así como vinos, desprenden cantidades pequeñas de metanol al metabolizarse en el cuerpo humano. La Tabla indica ejemplos de niveles de metanol en alimentos y bebidas comunes, comparados con los niveles básicos en el cuerpo humano.

 

 

 

 

La exposición al metanol no relacionada con la dieta (principalmente por inhalación) puede resultar de ciertos productos de consumo popular como pinturas, fluidos de limpiaparabrisas, anticongelantes, desincrustadores de hielo y adhesivos que contienen metanol como disolvente. Los vapores de metanol también pueden estar presentes en el humo de cigarrillos a un nivel de 180 microgramos (µg) por cigarrillo. El metanol también se usa en celdas de combustible que energizan dispositivos electrónicos populares como computadoras portátiles y teléfonos móviles. También es posible que los vehículos accionados con celdas de combustible usen metanol como combustible transportador de hidrógeno.

 

Es probable que la exposición ocupacional (en el lugar de trabajo) cause la mayor exposición diaria al metanol. Las exposiciones ocupacionales típicamente ocurren a través de la inhalación de vapores de metanol durante su producción o uso. Aproximadamente el 70% del metanol producido en Estados Unidos se usa como materia prima para la producción de otros productos químicos orgánicos y de una variedad de productos de consumo popular, incluidos los fluidos limpiaparabrisas. También se usa en el tratamiento de aguas residuales y aguas negras. La exposición ocupacional al metanol puede ocurrir durante su producción, o resultar de su presencia en sistemas de refrigeración y como componente en la producción de formaldehído, ácido acético y otros productos químicos industriales. El límite de exposición permisible (PEL) al promedio de ponderación en el tiempo (TWA) al metanol, establecido por la Occupational Safety and Health Administration, (OSHA, Administración de Salud y Seguridad Ocupacional), es de 200 ppm para un día de 8 horas y una semana de 40 horas de trabajo

 

 

5.1.2. Fuentes accidentales de exposición

 

 

 

Entre las situaciones menos comunes que forman parte de la exposición de la población general figuran el uso de combustibles que contienen metanol (como disolventes) y los derrames accidentales. Debemos mencionar otro tipo de exposición accidental potencial al metanol. Todos los años se informa sobre varios miles de casos de ingestión accidental de gasolina en los centros de control de envenenamiento de Estados Unidos. Los análisis de los datos han determinado que el 39% de las víctimas de ingestiones accidentales son varones adolescentes y adultos jóvenes, mientras que el 36% son niños menores de 6 años de edad. Casi todos los casos anteriores se produjeron al aspirar (por la boca) para transferir gasolina de un recipiente a otro. La mayoría de los últimos casos se produjeron cuando los niños encontraban un recipiente de bebida usado en el que se había guardado gasolina. En lo que se refiere a la gasolina, el principal peligro de toxicidad se basa en la posibilidad de regurgitar el combustible y aspirar el vómito, lo que puede causar neumonitis química. Sin embargo, si el M85 sustituyera a la gasolina en estas situaciones, el metanol aumentaría considerablemente el potencial de enfermedad grave o mortalidad. El contacto de la piel con el metanol también permite la absorción rápida y la presencia de signos de toxicidad. Se han indicado casos de envenenamiento con metanol en niños que han tenido exposición dérmica al mismo.

 

 

 

 

 

La siguiente tabla ilustra las vías potenciales de metanol y la carga corporal adicional de metanol esperada debido a la exposición en una persona de 70 kg de peso.

 

 

Exposición / Dosis

Carga corporal adicional de

 

Metanol

 

 

 

Carga corporal básica en seres

35 mg*

 

Humanos

 

 

 

 

 

 

Contacto de la mano con la piel en

170 mg

 

metanol líquido, 2 min

 

 

 

 

 

 

Inhalación, 40 ppm de metanol en 8

170 mg

 

Horas

 

 

 

 

 

 

Inhalación, 150 ppm en 15 minutos

42 mg**

 

 

 

 

Ingestión de 0,34 litros de bebidas

 

 

dietéticas edulcoradas con

21 mg

 

Aspartamo

 

 

 

 

 

Ingestión de 0,2 ml de metanol

170 mg

 

 

 

 

Ingestión de metanol de 25 a 90 ml

Letal

 

 

(~21.000 - 70.000 mg)

 

 

 

 

 

 

 

5.1.3. Metabolismo del metanol

 

 

El metanol es absorbido fácil y rápidamente por todas las rutas de exposición y se distribuye rápidamente por todo el cuerpo. Los seres humanos absorben del 60% al 85% del metanol inhalado. Los pulmones y riñones excretan una pequeña cantidad sin metabolizar. La velocidad de metabolismo del metanol en el cuerpo es de 25 mg/kg-h (7 veces más lenta que la del etanol) y es independiente de las concentraciones en la sangre. Los seres humanos metabolizan el metanol en formaldehído como primer paso. El formaldehído se convierte después en formiato, que puede ser tóxico a altas concentraciones y, finalmente, en dióxido de carbono y agua. La vida media de eliminación del metanol en el aire que se elimina al respirar después de la exposición oral o dérmica es de 1,5 horas. Debido a su capacidad limitada de metabolizar el formiato en dióxido de carbono, los seres humanos acumulan en el cuerpo el formiato resultante de exposiciones a altas dosis de metanol. Si se sigue generando formiato a una velocidad que exceda su velocidad de metabolización, se establecerá la toxicidad del metanol. Los niveles basales de metanol en el cuerpo humano no producen una acumulación de formiato ni efectos adversos a la salud. Algunos estudios han demostrado que la exposición por inhalación de poca duración a 200 ppm de metanol produce concentraciones de metanol en la sangre de menos de 10 mg/l sin que se observe un aumento en la concentración de formiato en la sangre.

 

 

 

Metabolismo humano del metanol:

 

 

Paso 1

Paso 2

Paso 3

Metanol

Æ  Formaldehído  Æ  Formiato  Æ CO2  + H2O

 

 

 

 

 

 

 

5.1.4. Efectos de la exposición

 

 

El metanol es un veneno. Esto significa que puede causar efectos tóxicos graves y a veces mortales de una sola exposición. La preocupación principal se relaciona con la exposición aguda a través de cualquiera de las rutas principales de entrada. Los indicios y síntomas de exposición al metal no se producen inmediatamente. El tiempo que transcurre entre la exposición y la aparición de los síntomas podría ocasionar diagnósticos equivocados de la causa, particularmente en personas que no sean conscientes de que han estado expuestas, o que desconozcan la naturaleza venenosa del metanol y la diferencia entre el metanol, el etanol y el alcohol isopropílico.

 

 

 

 

5.1.4.1. Síntomas generales                                                       

 

 

Sea cual sea la ruta de exposición, la toxicidad del metanol es la misma. Los indicios de efectos tóxicos sistémicos pueden retrasarse de 8 a 36 horas después de la exposición inicial. El metanol irrita los ojos, la piel y el sistema respiratorio. También elimina los aceites y las grasas naturales de la piel, provocando así resequedad y agrietamiento cutáneo. Pueden ocasionarse daños permanentes en el nervio óptico y en el sistema nervioso central y periférico con una sola exposición aguda. Entre otros indicios y síntomas de envenenamiento por metanol figuran dolores de cabeza, mareos, vómitos, fuerte dolor abdominal, dolor de espalda, dificultad para respirar, enfriamiento de las extremidades, letargo y falta de coordinación. La exposición a través de los ojos también puede causar una sensación de quemazón acompañada de lagrimeo, enrojecimiento e inflamación. El contacto directo con el líquido puede causar conjuntivitis y quemaduras en la córnea. La exposición a altas concentraciones puede causar ceguera y muerte

 

 

5.1.4.2. Efectos agudos

 

 

Los efectos de una exposición aguda a altas dosis de metanol han sido bien caracterizados en casos de envenenamiento de seres humanos por alcohol y estudios de animales. Generalmente, la persona afectada sufre de un corto periodo de intoxicación con depresión ligera del sistema nervioso central, seguido de un período en que no se notan síntomas de intoxicación ni de toxicidad (comúnmente de 12 a 14 horas). Esto es seguido por síntomas físicos de envenenamiento como dolor de cabeza, náusea, vómito, pérdida de equilibrio, fuerte dolor abdominal y dificultad para respirar. Estos síntomas pueden estar seguidos de estado de coma y la muerte. Otros distintivos de toxicidad aguda del metanol son alteraciones del sistema visual y acumulación de ácido en el cuerpo. La exposición al metanol produce efectos en la visión que van desde excesiva sensibilidad a la luz y visión empañada o borrosa, hasta una disminución drástica de la agudeza visual y ceguera total.

 

 

 Efectos crónicos

 

 

En contraste con los efectos de la exposición aguda de alta concentración, se sabe relativamente poco acerca de los efectos de la exposición crónica de baja concentración al metanol. A partir del número limitado de informes de casos y estudios epidemiológicos, los efectos de la exposición prolongada al metanol son similares a los de la exposición aguda: trastornos del sistema nervioso visual y central. El contacto reiterado directo del metanol con la piel puede causar dermatitis con resequedad y piel agrietada. Entre otros síntomas de exposición crónica cabe mencionar: irritación en los ojos, dolores de cabeza, vértigo, insomnio, problemas gastrointestinales y, especialmente, trastornos de la vista.

 
   
 
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